
y el tesoro de tu pecho
se desvela mi luna
juguetona con tu beso.
No me cambio por ningún otro camino
que despiste la ruta que pintas
dibujando a tu paso
mi silueta más profunda.
Con tu rocío de placer
bañas mi cuerpo sediento
desnudas las sábanas del viento
mojando hasta la última sed.
Con las yemas de tus manos
trazo el final del camino
enterrándonos en el sueño
que los dos compartimos.
Cómplices del tiempo
que nos regala su pausa
en cada poro de nuestro cuerpo
reposando libremente nuestra Alma...